El juego: Un elemento fundamental en la vida de los niños
Actualizado: 24 ene 2022
Michelle Fahrenkrog
“Lo universal es el juego y corresponde a la salud: facilita el crecimiento y, por lo tanto, esta última conduce a relaciones de grupo; puede ser una forma de comunicación en psicoterapia (...) al servicio de la comunicación consigo mismo y con los demás”.
– Donald Winnicott (1993)
Muchas veces madres, padres o cuidadores de nuestros pacientes nos preguntan por qué se usa el juego en la terapia infantil y cómo es que de esa manera se abre paso a avanzar en la dificultad o malestar que aqueja al niño, niña o niñe.
Teniendo en cuenta esto, es que en este artículo se buscará transmitir algunas de las principales potencialidades del juego, de manera que se pueda entender lo fundamental que es jugar para una vida saludable, sin importar edad o género.
El derecho de jugar en la infancia
En primer lugar, hay que destacar que el juego es tan importante para el desarrollo de un niño que es amparado por Convención sobre los Derechos de la Infancia de las Naciones Unidas (1938), el que reconoce “el derecho del niño al descanso y el entretenimiento, a participar en actividades lúdicas y recreativas apropiadas para la edad del niño y a participar de manera libre en la vida cultural y las artes” (31.1). Sin embargo, cada vez la sociedad chilena le entrega más importancia a lo escolar, lo que lleva a que las actividades lúdicas muchas veces sean desplazadas por actividades de lectoescritura o propias de la educación básica (Escobar, 2016).
Construcción de un lazo en terapia
Los niños juegan porque les gusta hacerlo, y ello es innegable, gozan con todas las experiencias físicas y emocionales del juego. Es así que por medio del juego, se abren posibilidades de establecer una relación de trabajo con los niños, al adaptarse a una manera de acercamiento cómoda para el paciente, en especial con quienes presentan mayor dificultad para la expresión verbal o le es difícil expresar sus sentimientos y dificultades. De ahí que se considere como una primera potencialidad del juego su poder de comunicación, al propiciar comodidad con la expresión a través de actividades con materiales concretos (Schaefer, 1999).
El juego y el aprendizaje directo e indirecto
A su vez, está demostrado que el juego propicia el aprendizaje, por ejemplo, al momento de enseñar por medio de dinámicas recreativas, el uso de juegos y experiencia de disfrute posibilita capturar la atención de los niños y aumentar su motivación para aprender, esto debido a que jugar puede llevar a que el niño se enfrente a desafíos que deba buscar solucionar (Schaefer, 1999). Como estipula Winnicott (1942) jugar lleva a que el niño comprenda una multiplicidad de experiencias de la vida cotidiana que son complejas de apropiarse, es una experiencia de aprendizaje sobre la experiencia de vivir y percibir la riqueza del entorno, así como para desarrollar la capacidad creadora.
Desarrollo del contacto social en el juego
Se rescata el juego y su potencialidad para desarrollar contactos sociales con los pares, jugar proporciona que surjan las primeras experiencias de relacionarse con otros y compartir creaciones imaginativas. Se plantea como un medio para fortalecer lazos al generar emociones placenteras de disfrute, mostrarse como un es a otra persona y oportunidad de recibir mutua validación de las creaciones que se proponen para el desarrollo de objetivos planteados en su juego. La posibilidad de ampliar redes sociales entre los niños y tener una estancia confortable para mostrarse auténticos es fundamental para el crecimiento saludable.
Fortalecimiento emocional y control de la ansiedad
Es importante mencionar que por medio del uso del juego, los niños pueden recrear las experiencias estresantes y aliviar su carga emocional, lo que lleva a considerar el juego como un medio saludable de control de la ansiedad. Los niños mientras juegan suelen canalizar sus impulsos, por ejemplo el niño que golpea físicamente a otro puede ser reorientado, ayudado a practicar y aprender a expresarse por medio del juego. Dado que en el juego importa más el proceso que el producto final, los niños tienen la libertad de proponer, sin temor a las consecuencias, combinaciones y descubrimientos novedosos que pueden ayudarlos a resolver problemas sociales y los propios. (Schaefer, 1999).
De manera que, se entiende el juego como una oportunidad ilimitada de crear, relacionarse, imaginar y ampliar experiencias positivas en los niños, niñas y niñes. El ser protagonistas de sus propias creaciones abre la posibilidad de obtener un sentido de competencia y autoeficacia que estimula su autoestima, es así que se entiende como algo serio en lo que respecta a la salud y el desarrollo de un niño.
Michelle Fahrenkrog, miembro de “Psicólogos Online Chile”
Referencias
Convención sobre los derechos del niño (1938) adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
Schaefer, C. (2012). Fundamentos de terapia de juego (2ª ed.). México: Manual Moderno.
Winnicott, D. (1993). Realidad y juego. Barcelona: Editorial Gedisa.
Winnicott, D. (1980). “Por qué juegan los niños”. En D. Winnicott, El niño y el mundo externo. Buenos Aires: Horme. (trabajo original publicado en 1942).